La infertilidad puede clasificarse en primaria o secundaria, así como en absoluta o relativa. La infertilidad primaria se define por la falta de embarazo en una mujer que nunca ha logrado concebir, mientras que la infertilidad secundaria ocurre después de haber tenido uno o más embarazos exitosos.

La infertilidad puede estar relacionada con desequilibrios hormonales o condiciones que afectan la salud sexual.

Dentro de las distintas categorías de infertilidad, destaca aquella cuya causa no se comprende completamente, conocida como infertilidad idiopática, que también se refiere a la infertilidad psicógena.

Según diversos estudios, la infertilidad psicógena representa entre el 4 % y el 40 % de todas las formas de trastornos reproductivos femeninos.

Esta amplia gama puede explicarse por las diferencias regionales, los métodos de estudio utilizados y los distintos criterios de diagnóstico.

Los datos que se presentan provienen de investigaciones llevadas a cabo por diversas instituciones médicas y psicológicas, entre las cuales se encuentran la Sociedad Europea de Medicina Reproductiva y la Organización Mundial de la Salud.

Este diagnóstico se establece cuando, tras realizar un examen médico exhaustivo de la pareja, no se identifica ninguna causa biológica que impida la concepción.

¿Qué veras en este artículo?

Causas de infertilidad psicológica
El papel de la ayuda profesional
Otras vías hacia la paternidad

Causas de infertilidad psicológica

El estrés y sus formas

El estrés emocional significativo puede presentarse de diversas maneras. Puede abarcar situaciones como problemas financieros, un ambiente familiar conflictivo, así como una propensión a la depresión o un anhelo intenso de ser padres.

Por ejemplo, una mujer sometida a una presión constante en el trabajo o en casa puede experimentar un desequilibrio hormonal que bloquee la concepción, lo que ilustra el impacto directo del estrés en la fisiología.

Estas circunstancias generan cambios en los procesos fisiológicos fundamentales para lograr la concepción.

Experiencias traumáticas

Para numerosas mujeres, la infertilidad psicológica está vinculada a traumas emocionales. Esto puede incluir recuerdos dolorosos de una infancia complicada o una vida marcada por la inestabilidad.

Además, algunas mujeres pueden experimentar el temor de que su pareja las deje con un hijo, especialmente si han crecido en un entorno de familia monoparental.

También puede haber temores relacionados con las dificultades económicas, las responsabilidades maternas o la salud del feto. El embarazo es más probable cuando la mujer se siente segura.

Conflictos internos

Otra posible causa puede ser un conflicto interno. Por ejemplo, una mujer podría estar luchando por avanzar en su carrera profesional al mismo tiempo que anhela ser madre.

Estos deseos contradictorios generan una tensión que dificulta la consecución de ambos objetivos.

Resolver estos conflictos requiere un trabajo psicológico en profundidad y, a menudo, apoyo profesional.

La presión social y sus consecuencias

Algunas mujeres, ante las dificultades de la concepción, empiezan a sentir presión social, que puede variar según la cultura o la región.

Por ejemplo, en algunas sociedades, la falta de hijos está más estigmatizada, mientras que en otras el apoyo es más abierto y se basa menos en las normas tradicionales.

Los estereotipos relacionados con el rol de la mujer como madre, las expectativas familiares y sociales, así como las comparaciones continuas con otras personas, intensifican los sentimientos de ansiedad y de insuficiencia.

Estas emociones pueden provocar

Un deterioro del sistema inmunitario;
Alteraciones de la función ovárica;
Alteración de la regulación hormonal del organismo;
Deterioro de las trompas de Falopio y el útero.

Estos cambios reducen aún más las posibilidades de concepción.

El papel de la ayuda profesional

Numerosos ginecólogos y expertos en reproducción otorgan gran importancia a los factores psicológicos relacionados con la infertilidad.

Por ejemplo, algunos centros como la clínica «NatuVitro» ofrecen programas especializados que combinan el apoyo psicológico y el tratamiento médico, haciendo hincapié en un enfoque integrado para ayudar a las pacientes.

Los métodos utilizados para trabajar con los pacientes incluyen

Terapia cognitivo-conductual: ayuda a cambiar las actitudes negativas y los miedos;
Técnicas de relajación: la meditación, los ejercicios de respiración y el yoga ayudan a reducir los niveles de estrés;
Psicoterapia: ayuda a enfrentar experiencias traumáticas pasadas y a restablecer la confianza en uno mismo.

Frecuentemente, se sugiere buscar la ayuda de un psicoterapeuta. Esta opción puede ser beneficiosa para abordar los miedos internos, disminuir el estrés y fortalecer la confianza en el éxito del tratamiento.

Otras vías hacia la paternidad

Si la asistencia psicológica y médica no logra los resultados esperados, hay otras alternativas disponibles para quienes anhelan ser padres:

FIV (fecundación in vitro): eficaz para las causas fisiológicas de la infertilidad;
Adopción: una solución humana para quienes estén dispuestos a acoger y cuidar a un niño;
Maternidad subrogada (GPA): adecuada si una mujer no puede tener un hijo por sí misma (prohibida en algunos países europeos);
Programas de donantes: el uso de óvulos o esperma de donantes ayuda a las parejas con problemas genéticos o reproductivos.

Cada uno de estos métodos requiere un enfoque informado y el apoyo de profesionales.

La infertilidad psicológica es un problema polifacético que requiere un enfoque integral. Los afectados pueden encontrar ayuda en recursos especializados, como asociaciones de apoyo psicológico, clínicas de reproducción asistida o programas que ofrecen apoyo holístico.

Estas soluciones abordan tanto los aspectos emocionales como los médicos del problema para ayudar a garantizar el éxito de la concepción.

Tratar los factores estresantes, resolver los conflictos internos y las experiencias del pasado, además de aprovechar los avances de la medicina moderna, puede aumentar las probabilidades de lograr una concepción exitosa.

Con apoyo profesional y las diversas posibilidades que ofrece la medicina reproductiva moderna, toda mujer puede recuperar la confianza y la esperanza de ser madre.

Fuentes consultadas:

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