La terapia electroconvulsiva (TEC) puede ser particularmente útil para personas cuya depresión es severa o potencialmente mortal, que no pueden tomar medicación antidepresiva o que no responden a los medicamentos.
También se usa para tratar esquizofrenia, manías, catatonia y otros desórdenes mentales.
Además, es eficaz en los casos en que los medicamentos antidepresivos no proporcionan suficiente alivio a los síntomas. Se estima que alrededor del setenta por ciento de los pacientes que reciben este tratamiento son mujeres.
Se comenzó a utilizar la terapia electroconvulsiva en los años cuarenta. Se calcula, que en la actualidad, cada año aproximadamente un millón de personas en todo el mundo reciben TEC.
Hay tres variables fundamentales en el tratamiento con TEC: la colocación de los electrodos, la duración de la estimulación y las propiedades electro físicas de la estimulación.
En los últimos años, la terapia electroconvulsiva ha mejorado mucho. Antes del tratamiento, que se realiza bajo anestesia de corta duración, los pacientes reciben un relajante muscular. Se colocan electrodos en sitios precisos de la cabeza que entregan impulsos eléctricos. La estimulación causa una breve (unos 30 segundos) convulsión generalizada en el cerebro, que es necesaria para la eficacia terapéutica.
El tratamiento con TEC puede consistir en la colocación de electrodos en cada lado de la cabeza del paciente (TEC bilateral) o lo que es menos frecuente, solo a un lado (TEC unilateral). Se considera que la TEC unilateral tiene menos efectos cognitivos que la TEC bilateral, pero se cree que es menos efectiva.
La persona que recibe TEC no es consciente del estímulo eléctrico.
Un curso típico de la TEC conlleva de seis a doce tratamientos, administrados a un ritmo de tres veces por semana, ya sea un paciente ambulatorio u hospitalizado.
La terapia electroconvulsiva es un procedimiento seguro para mujeres embarazadas y personas de edad avanzada. No obstante, se debe tener precaución en individuos con infarto agudo de miocardio o accidente cerebrovascular (6 meses previos), edema cerebral y aumento de la presión intracraneana.
Generalmente, los efectos secundarios de la TEC son pérdida de la memoria y confusión para los acontecimientos que rodean al periodo de tratamiento.
Esta confusión y desorientación duran aproximadamente una hora después de realizado el tratamiento. No se ha demostrado que la terapia electroconvulsiva produzca daño cerebral.
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